Glili
El aprendizaje de un idioma, además de suponer un reto intelectual, contribuye a formar nuestro cerebro y a ampliar nuestra visión del mundo.
Ya lo dijo el psicolingüista Frank Smith: «Un solo idioma nos coloca en un pasillo para toda la vida. Dos idiomas abren las puertas de todo el recorrido». Y en este mundo hipercomunicado en el que vivimos el lenguaje se convierte en la herramienta imprescindible para abrirnos al universo que nos espera ahí fuera.
De todas formas, para poder comunicarnos en otro idioma no necesitamos conocerlo como un nativo, con poseer las habilidades suficientes comunicarnos y entendernos con cierta soltura, ya estamos en el buen camino. El perfeccionamiento vendrá después.
Para iniciarnos y empezar a soltarnos, no hay nada mejor que los cursos de idiomas en el extranjero, a través de ellos podemos empezar a dominar el nuevo idioma a la par que lo aprendemos de sus mismos hablantes, que además nos traspasarán numerosos y valiosos conocimientos añadidos de todo tipo: cultura, costumbres, tradiciones, modos de vida…
Hay personas que por su edad quizá piensen que es demasiado tarde para aprender un idioma nuevo, se sienten mayores y creen que no tendrán la capacidad suficiente, pero eso es una equivocación pues no existe ningún límite físico o intelectual que nos impida comenzar el aprendizaje en cualquier momento de la vida.
También hay quien, debido a su timidez, no se atreve a practicar en público lo que ya sabe pensando que tal vez se rían de su pronunciación o de sus fallos, pero es otro error que la práctica desmiente, ya que la gran mayoría de las personas se siente inclinada a ayudar y corregir amablemente a quien se ha tomado la molestia de aprender su idioma.
