Glili
En estados emocionales de alegría, el correlato bioquímico a nivel cerebral da cuenta de la activación de neurotransmisores que, percibidos por el individuo, se advierten como sensaciones de placer, felicidad y bienestar. Serotonina, dopamina, endorfina y encefalina, entre otros componentes, forman parte de lo que llamamos alegría.
Felicidad
Evidentemente, cuando nos ocurre algo agradable, los neurotransmisores antes mencionados se disparan en nuestro sistema nervioso permitiendo que las vivencias positivas sean experimentadas en todo su esplendor. Pero, ¿existe alguna posibilidad de manejar a nuestro antojo la activación de estos compuestos químicos en nuestro cerebro?
Diversos estudios señalan que, producto del “entrenamiento” al cual ha sido sometido nuestro sistema nervioso a lo largo de la vida, la risa y el llanto son los precursores más auténticos que generan las emociones más arquetípicas del ser humano: la alegría y la tristeza. Por ende, estos estudios plantean que, aunque no existan situaciones que nos lleven a sentirnos alegres, sí podemos recrear esta emoción tan sólo articulando en nuestro rostro una bella sonrisa.
Así, si comenzamos sonriendo (insisto, sin que haya de por medio alguna situación graciosa), nuestro cerebro interpretará el movimiento gestual de nuestro rostro (y de todos los músculos que utilizamos para sonreír) como si realmente estuviéramos viviendo una situación de bienestar. De este modo, como puedes suponer, se activarán los neurotransmisores que mencioné en el primer párrafo lo que, corporalmente, se vivirá de manera placentera y del todo positiva.
Has el experimento y luego, si deseas, deja tu comentario contándonos cómo te fue. Es una forma sencilla y muy útil de conseguir, sin el menor esfuerzo, estados emocionales positivos. Y ten siempre presente que la risa tiene efectos fantásticos en tu salud, tanto mental como física, sosteniendo algunos científicos que incluso sirve como factor protector de muchas enfermedades.
