Ciertamente, el pasado de cada uno de nosotros es en gran parte el culpable de la personalidad que hemos forjado y que hoy nos caracteriza. Aunque, para no ser tan rupturistas, el factor genético juega una importancia similar, las experiencias pasadas repercuten en quién soy ahora y si no fueran por ellas mi yo no sería el que es en estos momentos.
Sin embargo, y sin la intención de pecar de soberbio, en el párrafo anterior está la clave de cómo vivir el presente, siempre sabiendo que el pasado juega una vital importancia pero sin quedarnos “pegados” en él. Independientemente de si el pasado fue bueno o malo, quedarse atascado en lo que ya ocurrió es incluso una falta de respeto hacia tu vida misma. Piensa en lo siguiente: supongamos que, a pesar de que hoy estás felizmente casado, en tu mente siempre da vueltas la imagen de tu primera novia con quien te sentiste inmensamente feliz. Y esa felicidad pasada la proyectas en el presente sintiendo que ahora no estás pleno, que el pasado fue mejor y que ahora, de cierto modo, tienes que resignarte. No obstante, en el ejercicio de traer de vuelta el pasado a tu vida presente, tanto los recuerdos mismos como las emociones que evoca son vividos en función de lo que actualmente eres, con tu mentalidad más adulta, con las emociones más criteriosas y con un cúmulo de vivencias que han forjado tu identidad. Por tanto, vivir del pasado se transforma en una simple estupidez que incluso carece de sentido objetivo.
Vive el presente, siéntete parte de él, respira, date cuenta cómo estás sentado en este instante, en qué posición tienes tu cabeza, qué hay a tu alrededor, qué olores percibes, cuál es la temperatura ambiente, etc. Una vez que te hayas tomado el tiempo para responder estas sencillas preguntas, vuelve a realizar el mismo ejercicio en otras situaciones: cuando caminas por la calle, cuando estás esperando locomoción, cuando estás comiendo, etc. Quizás te cueste al principio, pero cuando ya lleves cierto tiempo en esta dinámica, llegará un punto en que cada una de estas vivencias se haga de manera automática y, adivina: el éxito y la felicidad estarán más cerca que nunca.