Iniciemos por saber que el ego es esa parte de nuestra personalidad que nunca se siente satisfecha con las cosas tal como son, por tanto sus quejas en nuestra mente no van a cesar, además de una necesidad de tener siempre la razón. En tal sentido, aprender a controlar el ego es un paso fundamental para alcanzar la felicidad en la vida, pues nos invita a un terreno en el que estaremos satisfechos con nuestra vida y al tiempo no perturbaremos la de los demás con esas quejas constantes.
De este modo, al saber cómo controlar y medir el ego nos evitaremos situaciones como por ejemplo en las que el ego nos lleva a sentirnos superiores a todos los que nos rodean, a las riñas, al protagonismo, la envidia e incluso la prepotencia; ya que reconocer que no somos el centro del universo nos hará entender que las cosas no siempre van a ocurrir tal cual como nosotros deseamos.
Para controlar el ego una educación durante la infancia que no centre todos los esfuerzos sobre el niño es básico, ya que hacer lo contrario sólo tenderá a desarrollar una mente egocéntrica difícil de tratar en otras etapas de la vida de la persona, especialmente en la juventud y adultez.
De este modo, un buen manejo de nuestro ego nos permitirá por ejemplo solucionar riñas cotidianas que surgen en nuestra vida, ya que el ego tiende a maximizar este tipo de situaciones. Teniendo en cuenta todo lo anterior la felicidad de los demás y la nuestra está asegurada.